La carrera de Carlos Tapia, tranquilamente, podría asociarse a la de un profesional altamente exitoso, por el simple hecho de haber integrado un plantel campeón del mundo. Pero a pesar de esto, "el chino", como así lo apodan al ex volante creativo, tuvo la particularidad de haber surgido de la cantera riverplatense y al mismo tiempo haber dejado una enorme cuota pendiente en el primer equipo de la banda.
Oriundo de la ciudad de San Miguel, Tapia arrancó su carrera profesional en el año 1981 en River. En aquella oportunidad, Alfredo Di Stéfano conducía a un plantel que venía de transitar un proceso exitoso en la década anterior.
Zurdo, habilidoso y con capacidad privilegiada para conducir al equipo con una calidad técnica propia de un futbolista de jerarquía. Sin embargo, no pudo demostrar absolutamente nada de esto en River. Ya que, a pesar de contar con las condiciones necesarias para adaptarse, el diez tuvo la pesada responsabilidad de
reemplazar y relegar a la vez a una figura e institución en Núñez como lo fue Norberto Alonso. Fue por eso que "el chino" nunca logró convencer a la gente y mucho menos con el peligro de descenso, de aquella época, en todo el mundo River.
Pero llegó el día y el período en el que ex futbolista explotó definitivamente. Pero no con la camiseta millonaria, sino con la de su eterno rival futbolístico: Boca Juniors. Fue en el año 1985 en donde el diez se calzó la ropa Xeneize y empezó a demostrar todo lo que insinuó a gestar en River. Hasta tuvo la dicha de haber retornado cuatro veces a la institución luego de haberse alejado del club.
Por su puesto, y como cada futbolista que pasa de Núñez a la Boca, Tapia integró planteles que decepcionaron al público y a todo el fútbol argentino. Solamente consiguió el Torneo Apertura del año 1992 y la Compra de Oro Nicolás Leoz. Pero seguramente, haber estrellado una pelota en el palo del arco de Shilton en el mundial de México, le aseguró el premio consuelo de jugar ,al menos unos minutitos, en la Copa conquistada por la Argentina.
Está bien. La verdad es que -para justicia usted lo dice- Tapia fue mucho más que una promesa... Igual vale. En general su sección está bien. Considere esta corrección como genérica para las anteriores.
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