Que decir de un diamante en bruto que nunca llegó a cristalizarse. Alto, goleador, potente en las dos áreas, Federico Almerares nunca dejó de ser un interrogante de por qué no llegó a demostrar, en la primera de River, todo lo que había gestado en su etapa de aprendizaje en las divisiones inferiores.
Debutó en la derrota del equipo millonario, dirigido en ese entonces por Manuel Pellegrini, ante Chacarita Juniors por 1 a 0. Y a penas le bastó unos minutos para ilusionar a los hinchas millonarios con deslumbrarse con otro producto surgido de la cantera.
En el año 2005, Almerares transitaría un período de buenas y muchas pálidas. Porque si bien le tocó marcar su primer gol en primera ante Gimnasia y Esgrima de La Plata y ante Junior de Barranquilla, por la Copa Libertadores, el juvenil delantero terminaría el año con una rotura de ligamentos cruzados. Justo cuando estaba por asentarse en el primer equipo de la banda.
Luego de tan solo 16 partidos con la camiseta de River, el hábil delantero dejó de una forma sumamente polémica la institución que lo formó como futbolista. Ya que, a mediados del año 2008, Diego Simeone no lo tuvo en cuenta para la segunda mitad de la temporada (en donde River logró su título número 33) y el delantero bajó a la reserva. Pocos tiempo después, declaró que le faltaron el respeto. Principalmente Luis Seveso, el médico del plantel, porque fue quien le daba inyecciones para calmar los dolores de la rodilla, y poco tiempo después, Jorge Batista, médico de Boca, le diagnosticó la grave lesión que lo venía acechando.
La carrera, del por entonces juvenil, continuó por el viejo continente. Más precisamente en el Basel de Suiza. Poco después, se incorporó a otro equipo del mismo país: el Neuchatel Xamax. Pero luego de varios años en Europa, Federico Almerares retornó al país para jugar en Belgrano de Córdoba. Un derroche de talento en estado puro.
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